Tradicionalmente, la práctica de ejercicios de relajación está asociada a una sensación de tranquilidad y bienestar físico, pero varios estudios han demostrado que, además, este tipo de actividades proporciona beneficios cognitivos y psicológicos que persisten durante el día.
Ayudar a nuestros hijos a adquirir hábitos saludables como el de aprender a relajarse tiene efectos positivos a nivel físico, emocional, cognitivo y familiar. Podemos enseñar a nuestros hijos a relajarse de una forma sencilla, y crear un hábito que, además de saludable, ¡seguro que gusta a todos!
- Buscad un espacio en casa donde los niños se puedan poner cómodos (la cama, un rincón con cojines,…).
- Bajad la luz y poned una música suave (sirve cualquier música melódica, no es necesario que sea de meditación).
- La relajación básica se centra en la respiración; inspirad lentamente (tomando el aire por la nariz) , retened el aire unos 3 segundos y expirad suavemente (expulsando el aire por la boca).
- Repetid el ciclo de inspirar-retener-expirar diez veces (o más si os apetece).
- Una vez terminada el ejercicio, podéis aprovechar para comentar con los chicos cómo se han sentido, qué sensaciones han experimentado, si les ha gustado… veréis cómo os sorprenden.
¡Aquí os dejamos un enlace de música para empezar con esa relajación!